Viernes, sábado y domingo.

Han sido tres días pesados.
Seis años que han durado toda mi vida, mis fuerzas, mi identidad, mis ganas de seguir y la duda de si lograre ser alguien o hacer algo de provecho.
Ya no hay más lagrimas que derramar por mis derrotas, ni misericordia que implorar, ya no hay cara con que pedir perdón, les eh fallado a todos.

Quien soy, se ah puesto en tela de juicio, siempre hay que demostrar ser algo.
No estoy segura de querer seguir con la vida que eh llevado hasta hoy, exprimiendome hasta el punto de quiebre irremediablemente.
Me eh vuelto silenciosa, no hay oído sin juicio, no hay quien escuche.

Soy dueña de cosas intangibles. Tengo sueños, esperanzas, habilidades no comprobadas, una reputación que se derrumba frente a mis ojos.
Todo lo que creí que era, ah sido una careta difícil de sostener.
Tantas palabras atravesadas en la garganta, y un hoyo negro se la traga junto a mi saliva.
Todos quieren saber lo que me pasa, pero me consumen y ya no tengo carnadas que arrojar.